martes, 10 de febrero de 2015

Cántico a las creaturas de San Francisco

Aquí se puede visualizar el gran aprecio que tenia San Francisco por la naturaleza y cuan agradecido estaba con Dios por todo lo que creo

Algunas imágenes relacionadas a San Francisco













SAN FRANCISCO DE ASÍS Y SU RELACION CON LA NATURALEZA

Algunos aspectos de San Francisco, Ejemplo en la relación con la naturaleza creación de Dios
      Cuando se habla de san Francisco, a muchas personas les viene a la mente el hecho de que él es amigo de la naturaleza y de los animales. Tal vez relativamente pocos sepan que Francisco es Patrono de la Ecología; declarado oficialmente por el papa Juan Pablo II, el día 29 de noviembre de 1979.
     Infelizmente, para una gran parte de las personas, san Francisco es apenas objeto de una admiración sentimental y romántica. No lo conocen de modo más profundo. Y, menos aún llegan a imitarlo en su amor auténtico a todas las criaturas, animadas e inanimadas, del universo entero. No llegan ni a imaginar la posibilidad de un amor fraterno cósmico. Llegar a amar al sol, a la luna y a las estrellas, como Francisco las amó.
     Y, Francisco vivió ese amor “concreto”, telúrico y cósmico al mismo tiempo, acogiendo, en el más profundo amor fraterno a todas las criaturas como hermanos y hermanas de verdad. Es el Francisco, simultáneamente, humano y cristificado. Es el santo, incómodamente próximo a nosotros en su manera tan humana de ser; y es el hombre tan increíblemente lejano de nosotros en su santidad provocadora y profética. Es el santo que provoca la admiración y es el hombre que obliga a la imitación. Y todo eso armónicamente integrado en un hombrecito tan pequeño e insignificante, que nunca pisó una universidad para hacer estudios, pero que se tornó materia de estudios en muchas universidades actuales. Francisco, que nunca aceptó ser identificado con algo que fuese grande o importante, pero que hoy es considerado como uno de los mayores santos de la historia, uno de los mayores genios de la poesía universal y el mayor profeta de todos los tiempos en la predicación del Evangelio y, principalmente, del “mandamiento nuevo de Cristo”, o sea, del amor a todos los hombres, y a todas las criaturas del universo cósmico.
     Ese hombrecito, tan común y simple, y al mismo tiempo tan extraordinario y diferente, que encanta y cautiva, a lo largo de ocho siglos, a la humanidad entera. Personas simples y analfabetas, así como los sabios y los grandes genios de la humanidad, todos se paran delante del Pobre de Asís. Unos le piden una gracia o un favor, otros intentan descubrir su maravilloso secreto para vivir. Católicos y protestantes, hombres de fe y ateos, científicos y teólogos, materialistas y místicos, todos sienten una extraña fuerza que los atrae hacia ese hombre diferente. Es una fuerza que todos sienten, pero que pocos saben explicar. Es una influencia que muchos perciben, pero que pocos llegan a imitar.
     Es delante de esa persona, del “idiota” (como él mismo se llamaba), del “santo y genio” (como nosotros lo llamamos), que ahora nos vamos a situar. Y queremos pedirle que nos deje entrever un poco de su secreto de vida, para que de él aprendamos a ser mejores y podamos construir un mundo más humano, más fraterno, más evangélico y más franciscano. Un mundo en que los hombres se redescubran como hermanos y redescubran a todas las criaturas como hermanas. Que san Francisco nos enseñe a construir un mundo nuevo, en que la naturaleza vuelva a ser la fiesta de Dios creador, que nos ofrece el espectáculo gratuito de la naturaleza deslumbrante y fantástica, como la inmensa catedral del hombre, donde él celebra la liturgia cósmica con todas las criaturas hermanas y entra en comunión vital con el propio Dios, que se reviste de la naturaleza humana. Y san Francisco es el sacerdote de esa misa universal sobre la tierra, ofreciendo al Padre en la patena del universo. Y todas las criaturas cantan la sinfonía universal y cósmica, de este ofertorio de la creación, que san Francisco prepara en el altar del universo. Y todos somos invitados a participar de esa “Misa Ecológica”.
EL DIOS CREADOR
     La primera noticia que tenemos de que Dios nos ama es la creación. Y ello porque el amor de Dios no es estéril. Su fecundidad se manifiesta en la prolongación de la propia vida trinitaria a través de las criaturas. La prueba de que nos ama es su acercamiento progresivo hasta florecer en humanidad en medio de nosotros; una obra maravillosa cuyos artífices son tanto el Padre y el Hijo como el Espíritu.
     La imagen de Dios Creador es muy querida en la religiosidad popular medieval. La Iglesia proclama en su liturgia la fe en Dios Padre omnipotente, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. La resonancia de la liturgia se hace arte plástica en las iglesias y catedrales que sirven para alimentar la fe del pueblo. Los concilios repiten una y otra vez, con el fin de atajar la herejía, la fe en Dios Creador, convirtiéndose en una imagen familiar.
     Esta fe, lejos de ser un mero ejercicio de intelectualismo, es una confesión práctica de que las cosas son buenas porque su origen sustentante es también bueno. La necesidad de explicarse y explicar la existencia del mal había llevado a aceptar un principio malo, dando lugar a la herejía cátara. Pero la mayoría del pueblo siguió creyendo de forma espontánea en la acción del Dios bueno como principio creador de todo lo existente. De este modo la vida cobraba peso y las cosas se valoraban por sí mismas, al descubrir en sus profundidades las raíces de bondad que las alimentaban y las hacían posibles.
     Francisco participa de este ambiente en la visión de Dios como Creador. De sus manos han salido todas las cosas, espirituales y corporales (Cánt), sobre todo el hombre, hecho a su imagen y semejanza (1 R 23,1). La creación, sin embargo, no es un hecho aislado; es el principio que se sucede a sí mismo convirtiéndose en providencia (1 R 23,8) y generando nuevas demostraciones de amor creativo para salvar al hombre de su fatal incoherencia. La voluntad de mantener su proyecto de creación llevará a Dios a la Redención y a la Salvación escatológica.
     Todas las criaturas eran para Francisco testigos que remitían a la fuente de sus cualidades. Lo hermoso le llevaba al Hermosísimo, y lo bueno le gritaba que su creador era el Bien (cf. 2 Cel 165). El hombre, en medio de la creación, era el fruto más acabado de su actividad fecunda. Hecho a imagen suya, Dios lo dejará en libertad para que decida su propio destino; y la experiencia histórica nos recordará desde nuestra propia experiencia lo errado de su decisión. El hombre no deviene autónomo por el hecho de cortar sus propias raíces. Francisco sabe, como salido de las manos de Dios, que su destino es estar en esas mismas manos presidiendo, como un hermano mayor, todo el enjambre de seres que puebla la tierra.
     La creación entera es signo y sacramento del amor de Dios que nos va descubriendo su voluntad de salvarnos en plenitud a través de las cosas y de los acontecimientos, incluso de los más insignificantes (1 R 10,3; CtaM 2). Puesto que todo acontecimiento es gracia que reclama ser acogida y devuelta a Dios en alabanza, como señal de gratitud, Francisco invitará a todas las criaturas para que se unan al coro de la humanidad (Cánt), con el fin de devolver, agradecidos, todos los bienes al Señor, ya que son suyos y de Él proceden. El reconocimiento de su soberanía es el motivo para que todas las criaturas que hay en el cielo y en la tierra, en el mar y en los abismos, rindan a Dios alabanza, gloria, honor y bendición (1 R 17,18; 2CtaF 61).
La visión Franciscana de la naturaleza
     San Francisco no era el tipo para organizar un tratado metódico sobre un determinado asunto. No era el hombre de la ciencia, sino de la sabiduría de vida. No codificó conocimientos, sino que vivió intensamente el Evangelio, en su seguimiento radical de Cristo.
      Pero sus vivencias fueron, al mismo tiempo, tan profundas y transparentes, que entre sus seguidores surgieron quienes fueron sistematizando las líneas de fuerza de la vida del fundador. Apareció así una de las más bellas filosofías de vida, que comenzó a ser llamada de “Vida Franciscana” o “Visión Franciscana de la Vida”.
      En esta línea podemos también hablar de “Visión Franciscana de la Naturaleza”. Es la manera como Francisco vivió su actitud fraterna para con todas las criaturas. Y es ciertamente la única visión o concepción de vida, capaz de descubrir el sentido fontal de todas las criaturas, descubriendo el valor que ellas tienen en sí y el valor que ellas tienen para el hombre.
     Y, por este camino, el hombre es capaz de descubrir el sentido de su propia naturaleza humana y vivir la cortesía franciscana para con todas las demás criaturas del universo entero.
      Esta “visión franciscana de la naturaleza” se construye con las siguientes dimensiones de un gran proyecto de vida.

¿Cuál es la relación que en San Francisco de Asís existe entre el ser humano y la naturaleza y por qué en las sociedades contemporáneas sería necesario volver a dicha relación?

       San Francisco de Asís “patrono de los ecólogos” fue una persona apasionada por el medio ambiente, amando a Dios, a la naturaleza y a cada ser por más insignificante que pareciera. San Francisco sentía la necesidad de proteger la vida de todos los seres, porque para él los demás seres diferentes del hombre los consideraba como hermanos y hermanas ya que todos resplandecen por igual a la imagen de Dios. En la actualidad se ha ido perdiendo el legado de san francisco, los seres humanos están acabando con la naturaleza, quitándole la vida al planeta, extinguiendo el hogar de todos los seres vivos. 
       El antropocentrismo se ha encargado de dejar a un lado la espiritualidad para preferir un mundo económico basándose en la destrucción del medio ambiente destruyendo todo a su paso sin pensar las consecuencias que podrá llevar dicha acción. 
Pero entidades, ecólogos y personas dedicadas al medio ambiente como lo fue san francisco están haciendo recapacitar a las nuevas generaciones para cuidar la naturaleza y a todos los seres que la rodean, dichos entes nos están recordando el pensamiento de San Francisco, teniendo presente que el llego a ser una persona la cual afirmaba que el hombre y la naturaleza tienen el mismo valor, y si una organismo necesita algo del otro se hará de una forma adecuada explicada con la siguiente frase: “a los hermanos que hacen leña prohíbe cortar del todo el árbol, para que le quede la posibilidad de echar brotes”. 
     En el mundo contemporáneo sería necesario volver a dicha relación que tenia san francisco con el medio ambiente ya que él lo percibía como algo divino y de una muy buena relación con el hombre; de esto se puede comprender con el siguiente pensamiento “la verdadera intención de san francisco fue la de querer restaurar las originaria relación existente entre lo divino y lo humano, aquella afinidad que hace posible el que hasta las criaturas más humildes se sientan acogidas con solicitud amorosa y gozosa: no para conseguir de ellas un disfrute hedonístico, sino para conseguir un itinerario ascendente”. Pero actualmente no se ha acogido a la naturaleza como hermana, como algo de lo cual tiene una misma equivalencia que el hombre, si no que se está acabando con ella sin importar el sufrimiento de las futuras generaciones. 
     En conclusión el hombre tiene que actuar de una mejor forma con el medio ambiente, hay que cuidarlo, amarlo como lo hacía san francisco ya que como se mencionaba la naturaleza es la hermana del hombre, por esto puede decirse que “todas las criaturas y cada uno de los elementos de la creación constituyen una única familia, en la que cada cual trae impreso el sello de su origen nacido de un impulso de amor del que es nuestro creador común”.
EL CÁNTICO DE LAS CRIATURAS

Altísimo y omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas,
la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te convienen
y ningún hombre es digno de nombrarte.
Alabado seas, mi Señor,
en todas tus criaturas,
especialmente en el Señor hermano sol,
por quien nos das el día y nos iluminas.
Y es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
Alabado seas, mi Señor,
por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,
porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor,
por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
Ay de aquellos que mueran
en pecado mortal.
Bienaventurados a los que encontrará
en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.

Alaben y bendigan a mi Señor
y denle gracias y sírvanle con gran humildad.

VEAMOS LO QUE DIOS NOS REGALA

Grandes y hermosos paisajes de los cuales podemos disfrutar...









¿Y qué estamos haciendo? 

El Señor sufre viendo lo que ha pasado con lo que con amor nos a regalado...

Sigamos el ejemplo de San Francisco de Asís, quien se alegraba y alababa a Dios por lo que le regalo y quien contemplaba a Dios en la creación.




Medios para inspirar y reflexionar sobre lo que estamos haciendo con la naturaleza (vídeos)

Aquí les dejo varios vídeos que relajan, conciencian y dar a mostrar lo que tenemos y podemos perder

¿tú que harás?









Dios y la Naturaleza


Durante la mayor parte de su existencia, durante casi dos millones de años, la humanidad ha encontrado la divinidad en la naturaleza. Sacralizó la naturaleza y la veneró: a los animales, las plantas, árboles, piedras, montañas, ríos... En ellos encontraba la fuerza que dirige el universo.
Hace solamente 4.000 años que apareció un Dios diferente, un Dios sin nombre, sin calificativos, totalmente distinto a la naturaleza, un Dios que prohibió que le hicieran imágenes porque no se parecía a ninguna de las cosas conocidas. Fue el comienzo del pueblo de Israel. La nueva concepción, proclamada por los profetas, encontró siempre resistencia en el mismo pueblo de Israel. Éste no podía o no quería deshacerse de su culto tradicional, que encontraba la divinidad en los elementos de la naturaleza. La historia de Israel fue una historia de lucha contra la idolatría, o sea, contra la divinización de la naturaleza.

Hay que entenderlo. La naturaleza, los animales, los árboles, las piedras... no quieren la justicia, ni la compasión. Llevan la humanidad en sus círculos vitales con indiferencia. El Dios sin nombre que se revela en Israel es Dios de justicia y de compasión. Sus seguidores tendrán que luchar para que haya justicia y compasión. Los profetas entendieron que apartarse del Dios sin nombre era abandonar la causa de la justicia y de la compasión: era abandonar a los pobres a su condición. Por eso, denunciaron la «idolatría» y proclamaron el Dios del que Israel era heraldo.
Esta lucha contra la divinización de la naturaleza continuó en la historia de la cristiandad hasta hace pocos años. Durante la cristiandad, la Iglesia encontró un compromiso con los pueblos para conseguir su adhesión al cristianismo: atribuyó un santo a cada una de las diversas manifestaciones del politeísmo pagano. Creó así un politeísmo cristiano que dio satisfacción a las masas populares.
En el siglo XVI los protestantes protestaron contra ese politeísmo, y todavía hoy protestan, por lo menos las denominaciones más populares. Los protestantes fueron mucho más radicales contra la idolatría en general, y, de modo particular contra la que llaman idolatría católica, que era una forma cristianizada de culto a las divinidades de la naturaleza. Solamente en los últimos años las Iglesias históricas se desarmaron, porque entraron en una época de diálogo, de macroecumenismo. Pudieron hacerlo porque ya los cultos tradicionales no tienen poder, son considerados inofensivos, y no constituyen una amenaza para las Iglesias. Los católicos mismos perdieron mucho de su entusiasmo por los santos, a causa del secularismo, pero todavía subsisten fenómenos importantes de santos más independientes de la naturaleza. Entonces, las Iglesias, en cierta forma, se quedaron sin palabra ante la naturaleza. No podían reconocer que el culto a los santos se dirigía a la naturaleza, no podían reconocer la llamada idolatría católica. No tenían más que decir.
Muchos cristianos han entrado sin resistencia en una concepción secularizada de la naturaleza. Cuando se demostró que la Tierra giraba alrededor del Sol, sonó como una blasfemia. El Sol y la Luna perdieron lo que todavía tenían de divinidad. Quedaron reducidos a objetos errantes por el espacio. Cuando se realizó la disección de los cadáveres, en el siglo XVI, fue un escándalo: el cuerpo perdía su sacralidad misteriosa. El último golpe fue la llegada de los seres humanos a la Luna: muchos no lo creyeron; pensaron que se trataba de un montaje cinematográfico. Y la Luna perdió lo que todavía le quedaba de sagrado.
Con las nuevas tecnologías, que permiten demoler montañas, talar bosques, cambiar el curso de los ríos, mutar genéticamente las plantas o los animales... la naturaleza ha quedado transformada en un objeto de manipulación para la humanidad. El nacimiento de la ciencia de la economía y las teorías capitalistas han estimulado la explotación intensiva de los recursos de la naturaleza: recursos como los suelos, los minerales, las plantas, los animales...
Ese movimiento no ha encontrado resistencia en las Iglesias -entre los protestantes menos que entre los católicos-, y por eso los países protestantes se desarrollaron primero y todavía hoy están al frente de la economía mundial.
Hasta hace poco tiempo, fue unánime la convicción de que los recursos naturales eran ilimitados. Era posible explotar toda la naturaleza porque sus recursos eran inacabables. Las selvas tenían una extensión infinita, los ríos daban un agua inagotable, los recursos del suelo eran infinitos: carbón, petróleo, minerales... Con la idea de que su número era infinito, en el siglo XIX se mató a millones de ballenas: proporcionaban grasa para iluminación...; si no se hubiese descubierto el petróleo, la ballena habría desaparecido hace un siglo.
De hecho, hasta el final del siglo XIX la población humana del planeta era mucho menor. Se calcula que en 1900 había 1.600 millones de habitantes. Ahora somos 6.800 millones...
El desarrollo tecnológico ha hecho posible que el consumo humano haya parecido que podía aumentar indefinidamente. Pero hoy ya tenemos certeza de que sería imposible dar a toda la humanidad el nivel de vida que actualmente tiene EEUU. Para eso haría falta contar con 9 planetas, según afirma el último informe del PNUD. El aumento de la población ha cambiado las percepciones, aunque muchos se resisten a aceptar la realidad, por ejemplo las clases dirigentes del mundo entero, siguiendo el ejemplo de la clase dirigente de EEUU.
Estas clases dirigentes quieren aumentar sin límites su riqueza. Por eso, defienden y mantienen una economía de crecimiento permanente, forzando ese crecimiento. Como los recursos ya manifiestan que son limitados, esas élites van a presionar para que el crecimiento de la economía se haga en los sectores que les permitan tener mayores rendimientos, para aumentar todavía más su nivel de consumo, en detrimento del nivel de vida de las masas.
Lo trágico no es sólo que los recursos son limitados y que la Tierra no aguanta ya la explotación actual. El drama es que las clases dirigentes, los jefes de la economía quieren una explotación todavía más intensa y un agotamiento de los recursos naturales todavía más rápido. Quieren el calentamiento planetario y las perturbaciones climáticas, porque no quieren cambiar la estructura de la economía. El drama está siendo dirigido por criminales que dominan los llamados gobiernos, que en realidad no gobiernan nada. Todos estos desafíos son bien conocidos.
Actualmente todo aparece no sólo como limitado, sino también como contaminado. Dicen que la contaminación es ya irreparable, que sólo se puede limitar su expansión: el aire está contaminado, y también el mar, los ríos, la tierra... Los animales y las plantas están amenazadas. Muchas especies ya han desaparecido, y millares de otras especies pueden desaparecer en los próximos años... La alimentación misma pronto podrá pasar a ser un problema agudo, porque las élites sociales van acaparando todo lo que está disponible: hoy los campos sirven para plantar caña de azúcar para que los automóviles puedan circular en EEUU con un costo mínimo...
¿Cómo lo miraríamos desde la perspectiva de las religiones? Naturalmente éstas no tienen capacidad para inventar ni para llevar a cabo las transformaciones necesarias. Se trata de un inmenso problema político, que solamente se puede resolver a nivel mundial. Pero las religiones pueden actuar en la mente de los seres humanos, pueden despertar las conciencias y llevar a la gente a actuar.



Ésta podría ser la oportunidad histórica para revisar la relación entre Dios y la naturaleza. La lucha contra el politeísmo y contra el panteísmo que lo acompañó muchas veces o se derivó de él, ocupó toda la atención de la religión nacida de la Biblia y llevó a entender a Dios como radicalmente separado, distante, distinto de la naturaleza como conjunto de la creación. Se proyectó a Dios fuera de este mundo, como un dueño o señor. Inconscientemente, la imagen de dueño, de dominador, de señor, ha penetrado la imaginación, y consiguientemente el lenguaje. Prevalecen los adjetivos que indican poder. En la misma liturgia cristiana se exalta al «Dios todopoderoso». La liturgia romana, como las liturgias orientales -inspiradas probablemente no sólo por los profetas, sino también por el sistema imperial que tanta influencia tuvo en la organización de la Iglesia cristiana- es celebración del poder.
Los campesinos cristianos siempre descubrían a Dios en sus campos, en los bosques, en la naturaleza que les rodeaba. Siempre hubo también místicos que lo descubrían en la creación. Pero la doctrina oficial, apoyada por una teología que era teología oficial, exaltó el poder de un Dios por encima de las criaturas, como un rey o un juez. La tendencia era rebajar a las creaturas para exaltar al Creador. Los teólogos, como jerarquía, vivían en las ciudades, que eran símbolo del poder; no convivían con la naturaleza.
Ahora sería el momento de revisar el imaginario del clero y de la jerarquía, así como de la jerarquía oficial. Dios no está fuera de las creaturas, no está arriba, en un cielo inalcanzable, no está fuera de la vida que anima la tierra y todos los seres que la pueblan. Está dentro de cada una de sus creaturas, como fuente permanente de vida. Es la fuerza que permite que todas sus creaturas puedan moverse, crecer, actuar. Cada paso en esta tierra revela un nuevo aspecto de su presencia activa. Destruir la naturaleza es destruir lo que recibe vida de Dios, es despreciar la bondad del Creador. Embellecer la naturaleza es dar culto a su Creador. Nuestro contacto con todos los seres de la Tierra es un contacto con Dios. Dios no está lejos de nosotros. Está alrededor de nosotros y dentro de nosotros. Acoger la vida que Él crea en nosotros y en los seres que nos rodean es dar culto a Dios, alabar y agradecer. El «señorío» de Dios consiste en dar vida, en infundir vida en todo momento.
Esto no es novedad, porque siempre fue sentido por los cristianos que vivían en contacto permanente con la tierra. Éstos siempre fueron sospechosos de politeísmo e idolatría. Puede ser que los teólogos antiguos y la jerarquía, llevados por un prejuicio hacia los pobres, interpretaban de modo equivocado el comportamiento y la religión de los campesinos. Podía ser muy bien éstos reconocían la existencia de un Creador universal, pero reconociendo a la vez su presencia en las criaturas. Los gestos y los ritos podrían haber sido malinterpretados. Las clases altas siempre sospechan de los pobres e interpretan mal su conducta.
Quién sabe si el politeísmo de los campesinos no era sino una forma de expresar, no una multiplicidad de dioses, sino una multiplicidad de manifestaciones sensibles de un Dios único, sentido como distante de las preocupaciones de todos los días. El politeísmo puede estar más cerca de lo que se piensa del culto a los Santos.
En este comienzo del tercer milenio tenemos muchos motivos para revalorizar la creación. Ya hemos sido alertados con mucha insistencia. La Tierra está muriendo porque está siendo explotada de una manera tal que no consigue recuperarse. Esto constituye un desafío nuevo en la historia de la humanidad. Nunca habíamos sentido tan vívidamente que los recursos de la Tierra fueran limitados. Y, sin embargo, todavía hoy, la mayor parte de la humanidad no lo ve claro, no cree en las advertencias hechas por tantos científicos.
Desgraciadamente, la civilización occidental está contaminando a la humanidad entera. Ella es un estímulo constante para producir más, consumir más, y por tanto, para destruir más la Tierra. La mentalidad del capitalismo, reforzada por tecnologías que consiguen acelerar la destrucción del planeta, está triunfando, precisamente en este momento en que debería haber quedado superada.
Por su parte, las religiones y las filosofías tradicionales están desprestigiadas. En Occidente, las Iglesias entran en la mentalidad consumista. Triunfa el marketing católico. Las Iglesias predican todo lo contrario de la moderación, lo contrario de la austeridad de vida que enseñaban cuando la situación de amenaza no existía. Predicaron la austeridad cuando el consumismo habría sido inofensivo, y predican ahora el consumismo, ahora que es catastrófico. ¿Pero es que las Iglesias cristianas todavía tienen espiritualidad?
De siempre, lo que más deseaban los padres era entregar a los hijos un mundo mejor, con mejores condiciones de vida, más oportunidades. Ahora sabemos -aunque la mayoría no lo crea todavía- que los padres van a entregar a sus hijos un mundo peor, con condiciones de vida indudablemente peores.
Por lo menos los padres tienen el deber de frenar el deterioro de la Tierra. No pueden pretender consumir lo más posible, dejando una Tierra peor para sus hijos. Sería un inmenso egoísmo por parte de los adultos, un desprecio hacia los hijos. Hay que recordar a los adultos que tienen una responsabilidad para con los hijos.
Ocurre que los dueños de la economía quieren producir cada vez más, o sea deteriorar la naturaleza lo más posible. Y no van a cambiar tan fácilmente. La crisis financiera actual no cambiará sus comportamientos.
Los gobiernos no tienen libertad. Están dominados por los dueños de la economía, y nada pueden. Los gobiernos tienen ahora por misión obligar a los ciudadanos a que acepten la organización de la economía que dicta un grupo de señores, aunque sepan que aquello es un suicidio colectivo. Por cierto, los dueños del mundo consiguen convencer a muchos gobernantes.
Los tele-espectadores se dejan convencer y llegan a pensar que los problemas ecológicos solamente van a afectar a los otros, pero que ellos van a escapar.
La única salida es la educación de los niños. Los niños pueden aprender actitudes de respeto, de cuidado de cariño para con las plantas y los animales, actitudes que los adultos difícilmente van a adquirir ya. El adulto pregunta sólo: ¿qué precio tiene?
Si la religión comienza acogiendo la presencia de Dios en todas las criaturas, puede desempeñar un papel decisivo, para salvar el planeta y salvarnos a todos.

tomado de: José COMBLIN
João Pessoa, PB, Brasil 

viernes, 6 de febrero de 2015

LA NATURALEZA ¿CREACIÓN DE DIOS Ó POR EVOLUCIÓN?
Hoy día tenemos una gran variedad de teorías y términos en cuanto a la naturaleza se refiere, y aun el hombre sigue buscándole explicación de lo que es en si, su creación y todo lo que en el planeta existe.
            Por ejemplo uno de los términos puede ser: la naturaleza es el conjunto de seres vivos que conforman la tierra, desde los organismos mas pequeños hasta el mas grande que se encuentra en este planeta, esto abarca todos los reinos y el hombre que según varios autores es parte del reino animal pero como ente racional.
            De esta forma aparecen varias conceptualizaciones y teorías de lo que es la naturaleza.
Gudynas Eduardo (1.999) nos dice que:
La etimología de la palabra Naturaleza indica que proviene del latín natura, que se refiere al "nacimiento" (natus participio pasivo de nasci, nacer). Desde ese contexto se explican dos usos comunes: por un lado, naturaleza, como referida a las cualidades y propiedades de un objeto o un ser; y por otro, naturaleza, para los ambientes que no son artificiales, con ciertos atributos físicos y biológicos, como especies de flora y fauna nativas. Este artículo enfoca este segundo uso.
En esa línea, el concepto ha recibido significados tanto positivos como negativos. La Naturaleza ha sido invocada como el origen de la riqueza de un país, pero también como un medio salvaje y peligroso, donde lluvias, terremotos u otros desastres deben ser controlados. Sobre ella se han superpuesto otros términos. A manera de ejemplo se pueden recordar a la Madre Tierra, como proveedora de alimentos; el Reino Salvaje de los primeros exploradores del continente; y otros más recientes, como ecosistema o simplemente ambiente.”

Y así muchos otros autores nos dan definiciones de lo que es la naturaleza, si nos vamos a las diferentes teorías de los hombres, actualmente y durante varios años  uno de los términos más conocidos más mencionados incluso en el nivel académico de bachillerato, específicamente en ciencias de la tierra, sobre la creación del universo y de la humanidad, siendo aprobadas y presentes en los libros de estudio de estos niveles, nos dice que la creación del universo se debió a una gran explosión de estrellas, dándose así la formación de los sistemas, planetas y formas de vidas. Es de allí donde se formo nuestro sistema solar, de una nube de polvo cósmico resultado de esa explosión.
Todo esto llevo a la formación de los planetas en ello el planeta tierra y a todas las formas de vida que en ella existen, y en el proceso o durante los años estas formas de vidas fueron evolucionando, cambiando su estructura celular y forma, unos pro no cambiar, ni adaptarse fueron desapareciendo. Entonces es aquí en todas estas teorías y según varios estudios de diferentes científicos durante años, que determinaron que el hombre es una evolución del mono y el cual fue desarrollándose su cerebro, estructura y forma hasta llegar a ser un animal pensante y racional. Lamentablemente creemos y compartimos esta idea, pues nos dejamos llevar por supuestas pruebas y escritos que según los científicos son muy creíbles ¿tú crees que eso es cierto? y si crees eso y crees en Dios, habrás leído la Biblia en el libro del Génesis donde nos dice que Dios nos creo a su imagen y semejanza, quiere decir para ti según estas teorías y la biblia ¿Qué Dios es un Mono? Que ofensa para Él con todas estas creencias.
¿Seremos realmente una evolución del mono? ó ¿seremos una creación a imagen y semejanza de Dios como nos dice la Biblia?, pues bien esa duda se sigue debatiendo, junto con la de la creación, lo sorprendente esta en que muchos van a orar, leen la biblia, creen en Dios, pero en un momento dado o sitio especifico le preguntan y siguen diciendo que son una especie evolucionada según las investigaciones pero ni mencionan a Dios, entonces ¿donde que da su fe y su relación con el señor?, por ello es que no son estables, pues dudan de su fe y de todo, sin defender en lo que creen.
            Ahora bien vamos al ámbito religioso, uno de los libros que explican como se dio la creación es la biblia, de este libro emanan 72 libros, en el primer libro llamado “Génesis” nos muestra como Dios creo todas las cosas y para finalizar crea al hombre y le deja que rija la tierra, pues es el regalo de él.
En los primeros versículos (1-25) del capitulo 1 del génesis nos muestra como Dios realizo todas las cosas:
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día. Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo. Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno.  Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así.  Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana el día tercero.  Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años,  y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así.  E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas.  Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana el día cuarto. Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno.  Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. Y fue la tarde y la mañana el día quinto. Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.
Mientras que en el Génesis en su capitulo 1 versículo 26 se nos habla de la creación del hombre:
“Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza el dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra.”
            A pesar de todo lo que nos dice la biblia el hombre siempre esta creando y dando explicaciones de cómo se crearon y funcionan las cosas, pero a la final aunque traten y muestren tantas teorías nunca podrán darle explicación a todas esas cosas que Dios porque el lo hizo todo a la perfección, nos dejo todo  y nos dijo yo estaré siempre con ustedes y es allí donde se dice que dios esta en la naturaleza y todo lo que el creo.

      Si por lo menos lográsemos ver que Dios esta en un amanecer, en la lluvia, en los animales, en las plantas, en el viento y en todo lo que el creo, seriamos más felices pues lo hizo como un regalo e instrumento para estar presente siempre con nosotros, para animarnos cuando nos sintamos derrotados, en un amanecer diciéndonos vamos hijo te doy un día mas de vida para que logres eso que no has podido, para consolarnos con una brisa rozándonos o con un gran atardecer, en una hormiga llevando un trozo de palo mas grande que ella, en donde nos dice que si ese ser tan diminuto puede, tu que eres mi hijo amado puedes mucho mas, yo lo se pues te cree.

Autor: José Luis Pérez  Febrero, 2015